Mario Meléndez (Chile) - Poemas Selectos.




No hay pájaros en el árbol del lenguaje

sólo palabras que saltan al vacío

como frutas suicidas


                      I

EL CADÁVER DE NADIE


Usted verá pasar el cadáver de nadie 

por una sinagoga en llamas

Estará parado en la esquina 

donde el cortejo se divide en dos 

Unos irán a pie 

llevando el ataúd por un atajo 

Otros en línea recta

escoltando la carroza de rodillas

Llegado al cementerio 

la madre y la viuda del cadáver 

se quitarán el luto 

y las piernas ortopédicas

Podrá ingresar al recinto

sólo si es familiar

De lo contrario

deberá contemplar resignado 

al igual que esos curiosos 

apostados en los techos 

o colgados de los plátanos orientales

Terminada la ceremonia de cremación 

las cenizas serán arrojadas 

sobre la concurrencia 

y usted volverá a la misma esquina 

a esperar el siguiente funeral




                        II

[VI A SINATRA EN LA MÁQUINA DEL TIEMPO]


Vi a Sinatra en la máquina del tiempo

Soñaba interpretar sus grandes éxitos 

arriba de un tiranosaurio rex

Pero llegó a una aldea de pescadores

en el momento exacto

que un sujeto marchaba sobre las aguas

Deja tu voz y sígueme, le dijo

desde hoy probarás mi palabra

Ante tal ofrecimiento Sinatra dio media vuelta

y partió hacia el futuro 

Sólo avanzó unos segundos

y vio al mismo tipo ahora crucificado

Canta para mí, le suplicó esta vez

y te llevaré al reino de los cielos

Entonces nuestro héroe

comenzó a masticar un extraño gemido

una especie de lamento gregoriano

que dejó a las piedras del Gólgota 

temblando de eternidad

Quédate con nosotros, pidió el centurión

y serás el protegido de Roma

Pero Frankie tenía una espina atravesada

quería grabar a dúo con el hijo de una sirena

Lo siento, respondió, debo volver a casa

me espera el fantasma de mi madre

para darme las buenas noches

Se despidió de allí firmando todos sus discos

mientras la máquina del tiempo

reproducía los acordes de My way





                    III

[VI A KAFKA EN EL CUARTO DE LOS JUGUETES]


Vi a Kafka en el cuarto de los juguetes

Conducía un tren infinito

sobre rieles que parecían anguilas

Bajo la cama otro niño desarmaba

una oruga fluorescente 

La oruga tenía el rostro de Kafka 

también los muebles, los relojes

las paredes tenían su rostro

las arañas aburridas en sus telas

los juguetes en la habitación 

El único que no tenía el rostro de Kafka 

era el propio Kafka cuyo rostro

semejaba una página en blanco




                 IV

JARDÍN DE ESCOMBROS


Nadie nos enseña a morir

Un día nos apagan la luz y despertamos solos 

en un jardín de escombros 

entre gusanos que nos miran con desprecio 

y arañas que pasan todo el tiempo de mal humor 

Despertamos con miedo en las axilas

oyendo pájaros que desafinan bajo la lluvia 

y hormigas que se aferran a nuestros pies

porque no tienen dónde ir 

Despertamos para volver a morir

escondiéndonos del viento que regresa 

con las rodillas rotas

olvidando nuestros gestos 

frente a un espejo sonámbulo 

colgando de nuestra sombra 

para no caer a un pozo ciego 

donde flota el cadáver de Dios 

¿Sabrán nuestros juguetes 

que la infancia no tiene patria 

y el recuerdo es otro espectro 

en un desierto sin sol?




                         V

LOUIS ARMSTRONG, NEIL ARMSTRONG, DOS HÉROES DE USA 

TROMPETAS QUE VENCIERON LA FUERZA DE GRAVEDAD 


El jazz es una brújula para aquellos astronautas 

          que vuelven a casa 

Una frase repatriada en los archivos del Times


Alguien olvidó mis anteojos en la luna  

Eso dijo Thelonious a su sicoanalista 


Y aquel viejo contrabajo flotando en el espacio 

como una lágrima del Misisipi envuelta para regalo 

sudor de negros en la frente de un cometa 

saliva de ángeles en el ombligo de Dios


Un minuto de silencio por el compañero Gagarin 

Un minuto de silencio también por mí 

dice la muerte sentada en la batería 

Estas baquetas se las robé a un demonio llamado 

          Cozy Cole


Debemos lavar los pies a las hormigas 

no pueden andar así adentro de la nave

La NASA es estricta en esto (Neil Armstrong

Otra frase desempolvada del Times)


O esa foto de Louis en Los Campos Elíseos     

El niño que aparece de espaldas se asemeja a Rimbaud

Las ranas cantan mejor que usted, le dice

son más afinadas a la hora de hacer el falsete


Un balde de agua fría para Louis 

que ahí mismo improvisa una ráfaga de grillos 

          malhumorados


Sería un mimo perfecto, le recomienda Marceau

su rostro evoca ciertas nubes que amenazan desangrarse


El jazz es una brújula para aquellos eternautas

          que vuelven a casa 

Eso dijo Thelonious a su sicoanalista 


Pero el silencio es una fosa clandestina 

que amontona epitafios en el vacío

(Miles Davis. Otra frase estrangulada en los archivos 

          del Times)



Sobre el autor


Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: Apuntes para una leyenda, Vuelo subterráneo, El circo de papel, La muerte tiene los días contados, Esperando a Perec y El mago de la soledad. Parte de su obra se encuentra traducida a diversos idiomas. Durante varios años vivió en Ciudad de México, donde dirigió la serie Poetas Latinoamericanos en Laberinto ediciones y realizó antologías sobre la poesía chilena y latinoamericana. A comienzos del 2012 fija su residencia en Italia. En 2013 recibe la medalla del Presidente de la República Italiana, concedida por la Fundación Internacional don Luigi di Liegro. Durante el periodo 2014-2016, dirige dos colecciones de poesía latinoamericana para Raffaelli editore, en Rímini. Una selección de su obra apareció en la prestigiosa revista Poesia de Nicola Crocetti. Al inicio de 2015 es incluido en la antología El canon abierto. Última poesía en español (Visor, España). En 2017 algunos de sus poemas aparecen traducidos al inglés en la mítica revista Poetry Magazine de Chicago. En 2018 regresa a Chile para asumir como editor general de la fundación Vicente Huidobro. 



Opiniones sobre el autor

“Mario Meléndez es chileno, pero ha vivido en México y ahora en Italia. Tiene apellido de poeta neoclásico y, sin embargo, el carcaj de su poesía contiene flechas modernísimas que apuntan al corazón del siglo XXI. La belleza que habita en sus versos es diferente, acaso única. Está hecha de sorpresas, de juegos de lenguaje más o menos sofisticados (dependiendo del objetivo que se plantea en cada verso). Es la suya una poesía muy panamericana, muy telúrica, pero a la vez muy delicadamente surrealista. Sus poemas son como un cuadro de Magritte que se hubiera pintado allá en lo alto de la cordillera andina, en un nido de cóndores”.

(Luis Alberto de Cuenca. Poeta y ensayista español) 


“Una poesía sólida, con un eficaz manejo del lenguaje; siempre inquietante y a veces pesadillesca, pero no exenta de humor, sitúa al poeta chileno Mario Meléndez en la primera línea de su generación. Una poesía que se sostiene en cualquier idioma”.

(Oscar Hahn. Premio Nacional de Literatura. Chile, 2012)



“Mario Meléndez representa en su poesía un decir vivo del siglo XXI, un decir compuesto de misterio y claridad en proporciones exactas. Su obra es una aproximación certera a la verdad, una revelación por el camino de la belleza”. 

(Rafael Courtoisie. Poeta y narrador uruguayo)




Valoración Literaria 

Al filo de una aguja hipodérmica, nuestra sociedad se cuestiona, entre muchas cosas, el valor de la poesía. Meléndez no escribe poesía, la esculpe en los pilares del tiempo donde muy pocos han logrado dejar máculas sempiternas. Abandoné mis textos, todos... a todos los olvidé en el vacío cuando Alexa empezó a farfullar magia. Corrí hasta el escritorio y la paré; (como es lógico cuando algo importante ocurre, disfrutamos más ser testigos que personajes) tomé pues el ordenador y comencé a darme la cabeza contra el muro de silencios que se iba formando ante mí; cada vez más grande. La importancia de lo importante, cosa simple y esquiva; un cadáver futuro, un objeto no un sujeto a quien lanzar esperanza a borbotones para tratar de explicar lo que se sabe, lo que siempre se supo: que morimos a medias. Y no es que se acerque a Comala, mas bien, trata de  inhalar dolor y exhalar paz.  La patria de los juguetes, por otro lado, tiene que ver con el inconsciente vapuleado hoy por innumerables "cabestros" de papel. U.S.A. es más que dolor y muerte y Kafka es más que la sombra de un espejo. Mario está a la altura de Hahn, (mi poeta predilecto) a quien encontré a la mitad de unos ojos verdes de mi propia "mujer del metro". Luego del silencio llega la luz. Las sombras de un libro de Neruda se difumina en el estante más alto y empieza a silbar el viento contra el bosque de la ilusión. Prendí la radio y Sinatra me abraza, luego lo hará Louis A. 

El Carnero. 




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