Moisés Pascual Pérez (Panamá) - Poemas Selectos





                I

NADA PUEDO DECIR 



Nada puedo decir

del papel que se malgasta 

en la poesía,

sin imaginación, 

sin brío, 

sin voz de viento,

sin romper cadenas,

con metáforas limpias,

los ojos en blanco, 



el que repite palabras

como el obispo 

o el canto del pájaro,

en el discurso de la niebla,

el que no se abre el pecho 

ni se exprime las neuronas 

como naranjas del verano.



Nada puedo decir

del que calla

los crímenes 

que sus ojos atestiguan,

sin rabia y sin fuerza,

y solo reptan, 

compases en el olvido, 

como llover sobre lo mojado,

los días que pasan

fúnebres



ese

del que promete una felicidad 

que no puede cumplir

ni en su propio baile, 

el que aplaude por aplaudir 

todas las noticias

del fin del mundo,



el que no aprende 

a compartir su corazón 

abierto en mitades,



el que se esconde

detrás de su antifaz

y clava puñales en diciembre

y deja morir las rosas,



de ese, aquel y el otro,

el que le roba el sueño a los niños, 

al que fiero 

devora ovejas,

al que miente,

al que no cura heridas, 

al que no sabe amar al prójimo

de su propia religión 

humana, 



al que hace llorar a las madres 

y a los ancianos 

los tira en el fuego,

triturados

como leñas,

en las máquinas de los casinos, 

en los tinacos y los rieles, 



al que solo mira el color

de la piel,

el dinero y el sexo,



acróbatas y bufones, 

financistas del hambre,

intermediarios, 

voceros del dolor, 

funcionarios del diablo, 

pobres ricos y miserables,

señores del Gran Capital,



al que dice defender 

la economía de todos 

y engorda su alcancía 

con sangre O positivo,

insumos y números,



al que te deja en el aire,

sin hilo,

sin sueños, 

obligado a morir

en los libros viejos,

en las prohibiciones

y en las salas de espera.



Nada puedo decir 

del que juega con la muerte,

a los dados,

el que te lanza 

de cabeza

al limbo y sus abismos, 



los inmorales,

los ladrones, 

los asesinos, 

los corruptos, 



ese

el que traiciona la vida,

calcula y divide,

y gobierna

en la avaricia,

de los pocos

que reinan en este infierno,

y hacen de la rapiña 

un arte,



te pisan, te maltratan, 

te matan,

lentamente,

despacito,

a ritmo de reguetón,

bembón, bembón,

telenovela 

y teletón,



y de aquellos que sobreviven 

de apenas

milagros 

en los ríos salvajes,

en la montaña y en la selva,

en el pueblito sin ley,

en el deslave, 

en las comarcas de la tierra,

en la ignorancia

de todas las oscuridades

mayúsculas,

pobre pobre miserable, 

y en las oscuras ciudades, 

casas de zinc y cartón, 



los que ponen candados 

a las almas

y no nos dejan respirar 

ni un gramo del sol,

al aire libre.



Nada puedo decir

ya

de un mundo así 

en el desvarío

de un naufragio,

ciego 

y sin timón.



Nada puedo decir,

de las orquídeas 

y las plumas de oro,

los versos del inmortal bardo

y los bastardos,

¿hijos de dios?,



solo

multiplicar mis voces

y mis rabias

y caminar y pelear,

organizar la esperanza, 

y exigir nuestro derecho

a vivir

la vida que nos merecemos vivir

aquí

en este,

en este

el mejor de los mundos,



y no más allá, 

allá,

tumbas y latifundios.



          II

MADRESELVA


a mi madre Cecilia Rachel


Madre, 

raíz de vida,

la voz que me levanta

del sueño, 

con un abrazo y un grito,

subes nubes,

te asomas

al alma

y con ojos cerrados,

me despiertas,

a vivir,


rompes el silencio

del cristal

ámbar, 

las noches largas 

de la espera,

eres la espiga y la campana.


No se detiene

y tose

y se esconde como estrella,

en su rincón de niña,

deja una luz, su estela, 

al caminar, 


no llora

tan evidente,

ni la lástima ni la pena,

esconde en su orgullo,


deja atrás al viento

al cabalgar 

entre ciruelos y ríos,

en campos del recuerdo,

ella tiene

en lo más alto 

el color de todas las banderas,

los ojos del mar.


Nunca se va

del corazón 

y vuelve, 

madre, 

madre 

de todos los días,

si envejeces

y sobrevives contra todo, 

no te deshagas en la nieve 

y habita la luz.


Eres, raíz de vida,

la voz que me levantas

del sueño, 

bocabajo,

ya vencido, 

en el otro día, gris,

del cereal triturado,

el triste verbo que no canta,

a sus cenizas,

renaces en el agua,


madre,

si solo hay una 

y es la mía,

multiplicada, 

en los oficios de la luna,

no existen las sombras, 

madre de todas las madres, 

tus hijos, 


millones, 

las señoras del mundo,

más que ángeles sin alas, 

gobernarán un día,

el rocío,

la lava de la ternura, 

la madreselva,

y los utensilios del más fiero

amor,


los inventos de los sueños

se labran con hierro

y sudor, 


en tu regazo, madre, yo siempre

a salvo,

de todo, lo oscuro y mortal,


si la vida me da para tanto amar más,

dar gracias, abrazarte en mi cielo,

cernida

con un lenguaje de alondra,


si inmóvil, nunca vuelas

del fuego del nido,

eres la raíz de la vida,

la madreselva,

los ojos del mar. 



        III

SECRETOS


Qué secretos guarda 

el espejo 

que nos mira

sin tocarnos,


sin llegar a la desnudez, 

solo recorro tu piel 

con una mirada

de verbo furtivo

y no alcanzo

a llegar al centro de todo,

lo indecible.


No es el cielo, 

ni el agua,

no llueven 

lágrimas,

en los ojos del amor,


y calla una palabra

intermitente.


Un roce leve, 

un tanteo de ave insólita, 

un deseo que se mezcla 

con palabras

y miradas

de espera,

damos vueltas

sobre el mismo punto. 


No disimulo 

las ganas de abrir la puerta

del secreto,

tan escondidos,

y no florecemos

en el instante.


Nuestros rostros 

se alimentan

de etéreos recuerdos de ángeles 

y ánimas,

vagando,

en un mundo interior,

cerradas las puertas.


Qué secretos

encierra

el tiempo

con su lengua

de ansioso

tacto,

todos los detalles, 

sin contar, 


hasta que por fin,

los cuerpos se susurran

como extraños animales,

la luz del vasto sosiego.


Busco un lugar

no existente,

en el cuerpo vacío

y me acomodo

entre tus senos.


No hay en el alma

espacios

ni noches 

para este oleaje que asciende

del fondo

de un infinito fuego

que nunca se apaga. 


         IV

TU NOMBRE 


Escribo

tu nombre

en mi mano


y te toco

cuando toco


en las distancias 


todas las cosas 

del mundo.





Sobre el autor



Moisés Pascual Pérez (Panamá, 1955). Poeta, escritor, artista visual, periodista, educador y promotor cultural. Ha obtenido el Premio Nacional “Ricardo Miró“(Panamá), de poesía, con sus obras TRAGANÍQUEL (2003) y CONJUGANDO (2010). Mención de honor en el mismo concurso, pero en cuento, con su libro EN EL PAÍS DE LOS PÁJAROS ABURRIDOS (2015). Libros de poesía publicados: OJALÁ (El Salvador / Puerto Rico, 2017), PALABRAS DE HUMO (Colombia, 2016), así como MONÓLOGO DEL NÁUFRAGO (España, 2003), CONJUGANDO (2011) y TRAGANÍQUEL (2004). Además. los poemarios LOS VERSOS DE ALEJANDRA, LOS INFELICES, PALOMAS AL ATARDECER, PROCLAMA DEL AMOR EN GUERRA, y JUGAR A LA VIDA. Mención de honor en el Concurso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil “Carlos Francisco Changmarín” (Panamá) con su libro de cuentos LA PANDILLA DEL GUAYACÁN AZUL (Editorial Santuario, 2018, República dominicana). Traducido a varias lenguas extranjeras, su poesía aparece en diversas antologías y ha participado en diversos festivales y encuentros internacionales de poesía y literatura (Granada y Managua (Nicaragua), Cuba, Panamá, Guatemala (Quetzaltenango), Colombia (Medellín), Puerto Rico, Costa Rica, Bolivia, El Salvador, Costa Rica, República Dominicana y Marruecos). Gran parte de su obra poética y narrativa (cuento y novela) se mantiene inédita. Incluido en revistas, antologías y ensayos. Ha publicado también el poemario LA DIOSA DESNUDA (2017. El Salvador. Proyecto editorial La Chifurnia). Residió en Barcelona y Nicaragua. Profesor de Literatura IB en la Escuela Internacional de Panamá (ISP) durante 14 años. En la actualidad vive jubilado en Panamá. Designado por la UNESCO en Bolivia “Embajador universal de la cultura (Tarija, Bolivia, octubre 2017). Editorial Poe, de Guatemala, ha publicado en el 2018 su poemario ORO Y SOMBRA (2004 - 2018) con un prólogo del poeta hondureño Fabricio Estrada. Mantiene en prensa el poemario LAS PUERTAS DEL CIELO (Editorial La Chifurnia, El Salvador, 2019), y en talleres se encuentra una reedición (3ª) de su libro de cuentos infantiles EN EL PAÍS DE LOS PÁJAROS ABURRIDOS (Editorial Áncora, Cuba, 2019). Este año (2019) celebra más de 45 años de oficio literario activo, en diversos géneros y campos, incluidos el periodismo, las artes plásticas, el arte digital, la fotografía, la docencia y la promoción cultural.


Valoración literaria

En algún momento importante de  mi vida leí que, el arte debe nacer y hacer nacer con la esperanza de ser subversivo. Muchas lunas después, sin embargo, el término subversivo ha perdido para mí el encanto con el que lo descubrí. Parece que hoy todo tiene que ver con estar a favor o en contra de un gobierno, como si la importancia de la vida no fuera otra que una dicotomía. Pascual Pérez escribe de forma subversiva y, por ende, es un gran artista. Se opone a la poesía desde la poesía misma; devela causas y motivos, consecuencias y placeres sobre tratar tópicos y cincelar temas de verdad importantes; palabras oportunas, "pensamientos graves". El poema a la madre hizo que deje de escribir estas lineas y llame a la mía, entonces: ¿No es eso el arte?, un ave que vuela de otros tiempos y se estrella en la cortina de alguna oscura alcoba y despiertan sus alas las fuerzas para recordar a nuestras aves... Y nacen nuestras aves de las cenizas de las aves advenedizas que llegaron a nuestra alcoba para encender la tea del corazón, del amor, del dolor, de la vida. Aún miro dentro del espejo tratando de encontrar en sus ojos aquel tacto que Moisés lo dijo, pero que todos lo sentimos. 

El Carnero   

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