Alejandro Córdova - Poemas Selectos


 



La Llama 

Oh, poderosa voz de la poesía,

Oh, poderoso fuego de la inercia,

Que captura la insondable verdad del universo: 

Apodérate del cultivo de mis años,      

Y consume en el incendio de tu silencio

Toda erudición hasta su fundamento,

Que llevo oculto detrás de la cultura

el origen de la palabra,

Como un respiro de luces

Elevándose hacia la negra

Oscuridad del universo;

No dejes nada en el lenguaje:

en el vuelo rápido del significado de la ceniza. 


 

En un principio fue el verbo 

Antes de ser palabras 

todos fuimos sombra en la inexistencia, 

 la potencia desesperada de la vida 

latiendo dentro de un vientre

como el secreto de las piedras. 


Antes del olvido de la carne

la luz se abría como el rayo sobre la tierra

para capturar la voz de los astros

en el tamaño reducido de los ojos. 


Antes de ser la masa desgarrada del llanto

que sale de un silencioso mar amniótico

para tocar por primera vez el color de la historia

fuimos voluntad pura de la ausencia. 


Antes de ser dos pasos que llegan al mundo

con el sentido de devolverse a la tierra

hubo una voz desplazándose hacia todas las direcciones 

sin moverse de su espacio como las ramas del árbol. 


Antes de la búsqueda oscura / fuimos la verdad blanca. 

Antes del ahogo / fuimos la ola que besa toda orilla. 

Antes del pensamiento / aprendimos del silencio. 

Siempre estuvo el antes, como un lugar atómico 

configurándose con potencia

para abrir las vías del último enterramiento. 


El Espejo 

Del río surge cual rayo el mundo 

Respirando hacia atrás en el tiempo.

Lleva sincronizado al nado

Los compases que dan ritmo  

a la campana retumbante 

de la historia. 


Potente resuma la forma del río

En el camino del sonido

Reposado del espejo.

El axioma interior de sus cristales

Es la múltiple serpiente del trueno 

Creciendo para devorar desde atrás 

su nombre. 


Los ojos clavados en el agua

Son del alma sentada frente al alma. 

La llave que estira sus cuerpos 

Cierra el campo de distancias

Entre la verdad y el hombre. 


Al fondo de la imagen, la mirada,

Carga al tiempo conmutado con la inercia.

Las formas reflejadas de este mundo 


Son las huellas de los pies de un viejo. 


Reproduce el colmillo en el río su veneno.

Tiene el brillo virulento de una efigie cotidiana.

Tornasolados se observan los reflejos inmanentes 

Que aparecen en las sienes cuando la espalda

se sientan a oír latir el trueno. 


Sobre el paso se repite la memoria,

Lleva en la lengua una mordida que susurra: 

La verdad legítima es la réplica

Del olvido en el sueño de un pájaro. 


Los colores no observados tienen boca. 

Son la voz del silencio en las paredes;

El legado grupal en el lenguaje

La mano que escribe sobre la conciencia. 


¿Entonces qué universo acontece frente al agua? 

solo ocurre igual que afuera un simulacro,

Un concepto, una sombra permanente,

Una flecha que se estira hacia adelante, 

Atravesando en viceversa la resonancia del río 

En el que un pájaro de mis manos bebe. 


Es dilema la Luz preguntando en todo lo que suena: 

¿Qué sería de la tierra sin el hombremanosdejaula 

Brotando de ella como el cáncer

tan como si nada hubiera pasado? 


Sin el hombre humanizaste

Sin el hombre haciendo río Sin el hombre... 

 

Sin la cola 

 

Sin la boca  

Sin el hombre... 

 

Sin reflejos 

 

Sin metáforas

Sin el hombre... 

 

Sin mentiras 

 

Sin verdades  

Sin el hombre... 

 

Sin símbolo

 

Sin lenguaje 

Sin espejos... 


 

Silencio: 

es el desgarro invisible de la herida  

Un espacio de polillas que detiene todo ritmo 

de donde sale un cuerpo de espinas 

 

Como los árboles salen de entre las calles. 

 

La grieta de su vacío ruido mastodóntico

 Es el helado origen de la lluvia

Que duplica el cielo en la tierra

Con el reflejo reverberante del agua. 

 

La grieta de su callado ruido de ballena 

Es el helado inicio de la lluvia

Que duplica la ruptura de la tierra

Con el reflejo del ladrillo entre las gotas. 

 

Soy el oculto espía de la piedra

La mirada estática tras los lienzos de arena, 

El cristal donde existe solamente una ventana. 

 

Observo las gotas hacerse medianoche

Y a la oscuridad por la ciudad darse vueltas.  

El sueño se abre igual que las rosas  

Del lado inverso de las pestañas. 

 

Bajo la atmósfera todo se vuelve silencio

Cada cosa es capturada como una herida

La nostalgia aprieta en dos al mundo que se cierra... 

 

Y cada herida es un ojo en el silencio. 

Y cada ojo del mundo es un pantano virulento. 

cada cosa transfigura en absoluto silencio. 


Hoy es lunes 3 de enero 

Un día tan pequeño como el día en que nací. 

 


Infanticidio autoprovocado 

 

La orfandad comienza a verse en la voz 

De la noche, subiendo potente

En donde se estremece la tierra. 

Respira, dice la voz de la noche: 

 

Y un breve murmullo de moscas habla. 

Respira dice:

Y por primera vez el respiro

Mira al mundo allá en la infancia del ahorcado. 

 

Y, ahorcado, siente la soga al cuello 

Como si fuera la vida misma. 

Brillante se revela, en

los jardines de las luces. 

 

La memoria atravesada

por los tallos de la amnesia. 

Observa y cosecha la espina 

De la sombra, abonada con 

Húmedo lodo de los huesos. 

 

 Los niños huesos, 

Los huesos solos,

La historia del abandono.

Corre, sugiere la luna,

no te suspendas, ahorcado,

en la duración de los fantasmas,

como un perro atado a un árbol.

Pero permanece en la soga, el ahorcado, 

porque un niño colgado del árbol

lo llama bajito al mismo tiempo

que pronuncia en voz alta su nombre. 


¡Tranquilo que es solo la noche
 

comiéndose el color de la tierra! 


Sobre el autor


Alejandro Córdova nació en Quito,1993. Cursó sus estudios superiores en la Universidad Central del Ecuador. Actualmente es profesor de lengua y literatura.  Se considera un simpatizante de la escritura episódica, y, un apasionado de la literatura de los márgenes del canon.






 

Valoración Literaria 

El feto guarda tras su lengua la palabra perdida. Como una melodía que retumbaba en el oscuro vientre del pasado. Nesciente y cruento, cubierto de líquido amniótico, placenta, excremento y orina; el eterno solloza una respuesta que dota de sentido la entropía; no te suspendas, ahorcado, porque el cordón umbilical no soporta tu baile suicida. La humanidad es un hombre atormentado, que busca entre detrito su poesía. Es demasiado temprano para huir de la vigilia. 

            

                                                                                                                     Kadáber

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