María Aveiga del Pino - Poemas selectos
Tormentas de neblumo
Tormentas de neblumo rodean
la selva frondosa, el sol se incinera en la cima del valle. ¿Hay suceso más
trágico que la marcha fúnebre de un invierno azulado en dirección al espejo?
Los limbos atollados en la atmósfera, las palabras sulfurantes, armoniosas y
elevadas que irradia su poesía, hacen de
su pena un cantar brío y esclarecido; no una espiga en la cuenca, un martillazo
en la mano, morderse la lengua o verter vinagre en la herida... Aunque -Siempre
necesitando más sufrimiento del que soportamos- Es la verdad más pura, decir
que en la umbra, una vez ya oscurecido el día, flameantes jilgueros gorjean
briosa agonía, la tarde naranja pronto se torna exultante, aureolas son destripadas en el adoquinado
mientras canes famélicos lamen cruentas calles. Y desciendes; afuera un
solitario y desprovisto espectro es abandonado por sus sentidos.
Itzamá
Gotea el tiempo. Lenta sangre en la muesca de
una piedra. Cada recuerdo arrancado a la noche
ofrece su rostro. Luego se aleja. Quiero el mar,
el olor de mujer en un vestido leve. Llegará el
mediodía cegado de selva y agobio. Llegará con
el murmullo en la plaza donde se bebe agua
pútrida y en los caminos las madres vierten
salmuera de su pechos y los hombres lamen
cuerpos cercenados en la guerra.
Mientras rezo. A nadie.
Manakara
Su carne gastada y ávida conserva nautilus y
algas rojas. Más sabia mi sombra en ella.
Manakara. Bon jour madame. Es el mismo
muelle abrazado de casas, animales que
invernan oscuros y eternos. Una adolescente
ensaya la muerte de alguien. Otra, mutilada por
la ausencia compone graznidos, historias,
cartas. Bon jour madame. Insiste. Me
desconoce. Ha guardado mi rostro sin
envejecer.
Manakara corre sin medida tras la sirena de un
barco náufrago en mi sombra.
Madagascar
I
En la ensenada los convocados ordenan
piadosas bestias hacia la tumba. Caen sin
reclamo al sordo afán de las hachas. Por las
hojas de los árboles y los desnudos cuerpos se
coagula el sol presente en la honra. El cortejo
carga el cuerpo por el sendero. Ávida tierra y
moscas cantoras sorben la descubierta sangre.
Tibia y generosa ofrenda. Depositan el cuerpo
en lecho amurallado. Clavan alrededor de la
sepultura secreta vida tallada en pilares de
perfumados maderos. Los convocados destajan
bestias yacentes. Con veneración reparten carne
trepidante. Efímera miel protegida desde
siempre. Arrancan los cuernos y cráneos a los
machos, guardianes del sitio y el viaje.
Después de la honra, sombras.
II
Oración y tinieblas consumen las cenizas de un
pez sobre los fogones de las chozas.
Sumergidos en la bruma anhelan el cardumen.
No se atreverán a arriesgarse al mar. El Dios
azaroso aguarda bajo el aleteo de los pájaros, en
el barco arrancado de las aguas y su lenta
derrota en la playa. Reventará el horizonte
contra el cielo. Ahogará la tierra y los
enjambres de grillos en las axilas de las
mujeres. El Dios no se amamantará con sangre
de los bueyes degollados en la tumba del nacido
y su muerte fasta.
Emparentadas en el misterio, las
sombras.
III
Desatado bramido que anticipa las mareas
habita el barco encallado, la ensenada, mi
sombra. Anhelé ciudades espléndidas, vainilla
negra, lirios en el ansia y oro congelado en la
roca. El Dios convirtió los sueños en oquedad
de espejos. Nos abatió con extraña fiebre.
Empujó la nave. La deriva. Ahora su lengua
lame invisible miel en los aljibes de este buey
herrumbroso. La ofrenda.
¡Qué
inequívoco viaje subyuga a las sombras!
Biografía
María
Aveiga del Pino (Ecuador, 1964). Escritora, antropóloga y empresaria. Residió
en Zimbabwe, Madagascar, Honduras y El Salvador. Ha publicado los libros de poesía: Bajo qué carne nos madura (Quito, Mantis, ed. 1990), Oc (Quito, Abrapalabra,
1993), Puerto Cayo (Quito, Eskeletra, 2000). El libro de narrativa Cuentos populares y mitos indígenas del
Ecuador (Mallorca, Olañeta/Librimundi, 2003). El estudio etnográfico La Pasión de Jesús. Alangasí, (Premio
Ministerio de Cultura del Ecuador 2012). Poemas,
(México, La Cabra, 2013). Deseo y Tierra,
Colección 2alas. (Quito, El Ángel Editor, 2013). Personal Anthology
(Georgia, USA, Valparaíso ed, 2019). Su poesía ha sido traducida al italiano y
al inglés.
Valoración
Literaria
La belleza natural de la que
se vale para juntar y solidificar esa idea que a fuerza de cesura y donaire
recrea en la sentimentalidad del leyente, logra amerar la flora y su
relatividad con la carne, suturar el cardio del narciso y rasga el nubarrón
para abrevar las raíces disecadas en las mieses. Hay reclamos y quejas en las
entrañas de su poesía, gritos doloridos de impotencia, un concierto de órganos
palpitando al compás de las ramas del oblongo olmo que reverdece en el lóbrego
valle sombrío. Al ritmo de la lectura el ambiente se torna floral, enervante,
glorioso y lírico. Es lo que más valoré de sus textos, porque me remiten a una
bruma selvática y extasiante.
Harlequín
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