Juan Secaira - Poemas selectos
Una escafandra para
vivir en sintonía y caos
Por. Lizbeth Ponce
Juan Secaira, en su poesía nos traslada
a paisajes recónditos, que solo se encuentran en las obras de arte de
“Stornaiolo” o de “Niaupari”, donde la nieve embriaga sin quejumbrosos actos.
Una dicotomía filosófica excepcional entre la nada y el todo en el amor. El
autor nos dibuja los dos polos del mundo, uno sintónico y otro caótico que lo
mejora con el mínimo acto de observar una mariposa, aquella que genera gran exaltación en los infantes. Su poesía nos
clarifica la vida común de un “norio” ese niño que veinte años después revive
ese recuerdo en el último rinconcito del último puesto al viajar por las rieles
de un tren y además, navegar por la casa
o la ciudad con una escafandra que nos protege ante cualquier circunstancia.
Para algunos son escenarios insignificantes y escuetos, pero para el autor son únicos, como el aprender a montar una bicicleta o tener un mal día y eso nos comunica con tanta sutileza y paciencia cada uno de estos hitos. Sus versos nos alientan a buscar la gracia de cada día sin premeditaciones o planes para un “trip” que son solo pasos para desdoblar el cuerpo en un campo extenso.
RIGOR
Ya intuía Egon Schiele el tono de una puesta en
escena
para dibujar en el aire irrepetibles líneas ante
el olvido
azules canciones en revueltas de una infancia
desmarcada
en la valentía de los adioses saludar un día más
buscando amando leyendo
con la diestra o la siniestra
dibujamos un niño dejando atrás
el asfalto el accidente el dolor
paradojas de un pasado que aún no sucede
se ven construcciones y filas de filas de filas
compartir la vida sin parecer un moribundo
(nadie sabe lo que me he demorado en escribir vida)
el dolor corporal es tanto que deja lo presumible
para el final
a veces parece que parece nada más
ser autodestructivo por instinto puro se asemeja
a recobrar el sinsentido de la poesía y por
tanto
curiosamente
vivir.
RIEL
Último asiento del tren sin música
voces ofreciendo trizas
soñar frecuentemente con el número dieciocho
vasos en hielo
reflejos de polvorientas lámparas
en la niñez sentado en una esquina por norio
por confiado
por sano
por anhelar un instante de felicidad
después de caer veinte años y más
en aquel rincón
hoy desear lo mismo por razones contrarias
inocente o sabido
el final es semejante
soñar con un amor que corta un rastro
trenes viajando
la malsana
marcha a contraluz.
UN STORNAIOLO
(Ante el cuadro «El tango», de Luigi Stornaiolo)
Veamos un Stornaiolo –desde la cornisa–
donde dos cuerpos desnudos se increpan pasión
sus dientes como ofrendas
senos en punta
las miradas ciegas
ciegas de lo común
escarbando en la lascivia.
Pongamos un Stornaiolo
en el cual una mujer atenaza al hombre con toda su
energía
el talón de su pie izquierdo se dobla hasta casi romperse
como el instante
como la puta vida
pasión de cabellos sueltos
de posesión y maldad
en un tenaz baile de sentidos.
Vino
bocas rojas fulminantes
y un fondo verde en la retina.
Digamos un Stornaiolo
gritémoslo con los ojos desorbitados
y una carcajada que golpee el vientre
de la irreal y sacrosanta «normalidad»
mientras un prodigioso trazo demiurgo
subyuga
la penumbra.
FAMILIAR
Ninguna inocencia cumple el rol de la partida
aves se juntan en un cielo tramposo
se augura magia desde un brazo muerto
naufragios de tendones
soles donde la luz impera y borra lo imborrable
apremios y reuniones no para curar
para prohibir cualquier palabra
acerca de la dolencia
lejanos gestos familiares
algo más que el tiempo en el tiempo
donde se regalan sorpresas y extremidades
extremaunciones en disimulos
si no fuéramos ni hiciéramos
sino ilusiones
hoy por ejemplo
amaneció nublado
se movió la tierra
incluso creímos
que podría anochecer.
Biografía
Juan Secaira Velástegui (Quito, Ecuador, 1971). Licenciado
en Comunicación y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador.
Ha publicado el libro de ensayo Obsesiones
urbanas, 2007, texto crítico acerca de la obra narrativa de Humberto Salvador.
Los libros de poesía:
-Construcción del vacío, 2009, editorial Sarasvati,
Nueva York, mención especial del premio Ángel Miguel Pozanco (España).
-No es dicha, 2012, editorial El Tábano, (Premio
Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade).
-Sujeto de ida, 2014, Casa de la Cultura
Ecuatoriana.
-Ribera de cristal, 2015, Ediciones de Pandora,
Tampa-Florida.
-La mitad opuesta, 2017, editorial S Libros.
-Caracoles hacen círculos en las sienes, 2017 (Una
de las plaquetas ganadoras de la colección Cronología del Espejo, de Editorial
Despertar).
-Y La malsana marcha a contraluz, 2018, Jaguar
editorial.
Ha sido en dos ocasiones uno de los triunfadores
del concurso de cuento El Retorno, y, en dos oportunidades, uno de los
ganadores del certamen nacional de poesía El Retorno.
Se adjudicó un accésit en el concurso de poesía
organizado por la revista española Katharsis. Y otro accésit en el concurso de
poesía argentina Puente de Palabras.
Forma parte de antologías nacionales e
internacionales. Las más recientes son la antología Voces del Café, publicada
por Nueva York Poetry Press, 2018; y la Antología de poesía iberoamericana
actual, publicada en España en el 2018.
Su obra poética ha sido traducida a varios
idiomas y ha recibido reconocimientos en el Ecuador y en el extranjero.
También dibuja y pinta, con su mano menos hábil,
pues, debido a una enfermedad, dejó de ser diestro para aprender a utilizar su
mano izquierda. Lo sigue intentando. En el 2019 presentó sus dibujos en la
muestra colectiva El arte es dicha. Está pronto a publicar su obra El confín de los apremios con la Editorial PlumAnadina
Valoración Literaria
Los mejores poemas describen el pasado de los impulsos, y aquella “infancia demorada” es, justamente, el vórtice, el túnel a las emociones que produce el alma de las palabras. Secaira se impregna en la atmósfera. Siempre pienso en el destino de una manera lejana. “la sonrisa roja por el vino” me distrae de cualquier elucubración y me conduce por la noche solitaria donde una imagen (la de los impulsos) se difumina; se extiende, se decolora. Mientras las horas se marchan yo no quiero salir de casa. Juan me ha atrapado.
El
Carnero.
Comentarios
Publicar un comentario