José Luis Morante (España) Poemas selectos



EL PICAPORTE


Terco nonagenario

-después de quince años

de extravío en la sombra-

la evocación a tientas del pasado

equivale en mi padre

a resistencia.


El ahora es relente;

una cronología que tortura

con terapias y síntomas

e ignora el leve aroma

de la luz en invierno.


A cuerpo limpio,

mi sedentaria angustia

no deja de pensar

en cómo observa

aquello que no ve.

Con serena sonrisa

enumera detalles

que debieron ser ciertos

y yo escucho sonámbulo,

mientras cierro los ojos.


Todo pasó. No importa

si los hechos no asienten

o la estricta verdad le contradice.


A veces su mirada resucita.

Posiciona en un mapa

imágenes dispersas.

Su voluntad es tacto

que gira el picaporte

para abrir desde dentro

la puerta infranqueable.




QUIETUD


 Quebrantan el silencio

y las voces adquieren 

un ritmo fatigado,

una premeditada lentitud,

como si al desplazarse tantearan

los signos del pasado;

escombros delatores

cuya extensión guarecen

cicatrices y sombras.

   

 De nuevo ante mis ojos

esa tarde sin luz de la intemperie.

No sé que responder.

Paso de largo.

Constato en mí

los miedos del cobarde,

de aquel que fosiliza 

la quietud. 


PACTO

 

Eres punto de luz tras el eclipse.

Al despoblar la sombra

que retornes envuelta

en un aire de víspera

y prodigues abrazos.

Que rompas, trecho a trecho, la costumbre.

Sutura cicatrices,

encrucijadas, miedos.

Deberán confundirse nuestros pasos

en otra orilla, donde duerme el sol.

El beso de la escarcha

no roce tu epidermis con sus labios.

Que tu miedo y tu frío

-falsos techos de niebla-

sean leve rumor desdibujado

que se gesto una noche;

nunca fue fácil conciliar el sueño.


CASTRO

(Las Cogotas, Ávila)


El lugar es el mismo,

un aislado paraje

de pasto y manantial

en las estribaciones de la sierra.

Majada sedentaria

de cabreros,

pronto se hizo poblado.

Afanes colectivos

cavaron los cimientos

de granito tallado,

asumieron defensas y cultivos

y aportaron ofrendas

a dioses negligentes.


Pusieron humildad

las guerras y el asedio;

Señal premonitoria

de abandono

el árbol se hizo humo

y la lluvia sembró

el suelo comunal de jaramagos.


En las ruinas yacentes

la luz de la mañana trasfigura

el árido paisaje.

Minúsculos guijarros

 me muestran las aristas

y en su rumor escucho

la huella de otro tiempo:

la historia se repite.

Somos polvo;  la primavera pasa.




Sobre el autor

José  Luis Morante  nació en El Bohodón, Ávila, en 1956. Durante casi cuatro década de experiencia docente, ha sido profesor de Geografía e Historia en un instituto público de Rivas-Vaciamadrid, ciudad donde vive y trabaja. Las antologías Mapa de ruta (Maillot Amarillo, 2010), Pulsaciones (Takara Editorial, 2017) y Ahora que es tarde (La Garúa, 2020) compendian su obra poética formada por nueve libros, con reconocimientos como  el Premio Antonio Machado para profesores, el Premio Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, o el Premio Hermanos Argensola. Entre sus obras en prosa están Reencuentros, Palabras adentro, y Protagonistas y secundarios. Su aportación aforística comprende Mejores días (2009) y Motivos personales (2015). En 2016 realizó la antología Re-generación. Como experto en poesía contemporánea imparte conferencias y talleres en centros educativos y ejerce la crítica en Clarín, Ínsula, Turia, y en Los diablos azules del periódico digital  Infolibre. 

Coordina el blog  “Puentes de Papel“ www.puentesdepapel56.blogspot.com



          José Luis Morante con parte de su obra




Comentario


Retrato de un adolecido 

Describe una juventud colmada de culpa y fantasía.  Claro ejemplo, la cuarta estrofa de su poema “El Picaporte”, donde evidencia ese remordimiento característico de la adolescencia. Adolescente viene de latín “adolescere”, que significa crecer y, ningún crecimiento está exento de daño. Estar vivo, sobrevivir o infravivir; cualquier aptitud para afrontar la vigilia implica tormento u aflicción. Si busco algún referente para su poema, me encuentro con la vigorosa nostalgia de Autorretrato, texto del antipoeta, Nicanor Parra; “ […]  yo fui tal como ustedes, Joven, lleno de bellos ideales” Hay mucho por escudriñar en los versos de Morante, pero no hay duda de que su poética es un vívido retrato del adolecido.



Sierpe 


Valoración Literaria 

Hace a penas unos días escribí una valoración para Whitman; Morante está a su altura. No son necesarias las exageraciones cuando uno siente de verdad, porque es verdad lo que siente. Mi pecho es el pecho de un animal que se inflama sin tregua. He descubierto que los mejores poemas tienen, sobre todas la cosas, mucha narración. Los enlaces habré de encontrarlos cuando lo lea de nuevo, enlaces digo, pues por el momento sólo poseo cavilaciones pobres sobre aquello que no dice. El silencio se acopla a una cajita musical que estaba llena de polvo; he dado un soplo (creyéndome Dios) y mientras sonreía, José Luis seguía en mi mente. "Observo lo que no veo", a un grande poeta. 


El Carnero. 


Comentarios

  1. Muchas gracias por dejar sitio a mis poemas en "La hora de los azules"; un placer este viaje a Ecuador del que brota gratitud y poesía. Seguimos caminado juntos y haciendo del camino incertidumbre y esperanza. Saludos cordiales desde Madrid.

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    1. Gracias a usted, Morante. La juventud evanesce y son pocos quienes recuerdan lo que fueron algún día.

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